Hay una famosa frase que reza: que los árboles no le impidan ver el bosque. Este es un problema al que se enfrentan con frecuencia los clientes de las pymes de TRADEIT. Por eso, estamos aquí para ayudarles a crear oportunidades para descubrir nuevas tecnologías y adquirir aquellas tecnologías que puedan resultar más útiles en cada caso.

Para ello hemos organizado con éxito distintas series de encuentros empresariales por toda Europa para reunir a los especialistas e investigadores del sector alimentario y sobre todo a los pequeños productores alimentarios.

Se ha demostrado que, gracias a los encuentros empresariales, es posible reunir a personas que difícilmente podrían hacerlo bajo otras circunstancias. En los seis encuentros que se han celebrado en cuatro países distintos, 712 personas han participado en 627 reuniones. El resultado de estas reuniones han sido diferentes colaboraciones y la adquisición de tecnologías que ya están cambiando las empresas y fomentando el empleo.

La transferencia de tecnologías como consecuencia directa de las reuniones no constituye la única ventaja. Conjuntamente con las reuniones formales, hemos creado muchas oportunidades de interacciones informales que han permitido a productores de nueve países diferentes encontrarse y compartir conocimientos, problemas y las mejores prácticas.  El idioma solo representó una barrera temporal en Potsdam. Cuando los panaderos fueron capaces de ponerse a amasar y a hornear todos juntos y cuando los productores cárnicos se reunieron para degustar pinchos y vino de Logroño, se alcanzó otro nivel de comprensión. Los miembros de la red de TRADEIT siempre estuvieron disponibles para buscar u ofrecer la traducción necesaria, por lo que rápidamente se generaron colaboraciones a raíz de las conversaciones que se iniciaron en un entorno más relajado.

Después de cada encuentro preguntamos a los participantes su opinión sobre la experiencia y estas son algunas de sus respuestas:

«Me encantó reunirme con productores de distintos países e intercambiar información».Dermot, Irlanda, panadero.

«Lo mejor fue el tiempo que tuvimos después de la exposición para hablar con los ponentes». Sami, Finlandia, productor cárnico.

«Fue fantástico conocer el tipo de problemas a los que se enfrentan las empresas cárnicas». Javier, España, productor cárnico.

«Fue una oportunidad para dar un paso atrás y observar mi trabajo y mi empresa desde otras perspectivas. Me ha ayudado a reflexionar y a contribuir en mayor medida cuando se requieren soluciones en distintos aspectos de la empresa». JP, Irlanda, productos lácteos.

«Me gustó mucho disponer de tiempo para mantener conversaciones imprevistas que sin duda fueron las mejores». Volker, Alemania, panadero.

Una y otra vez, los participantes nos contaron que los beneficios que obtuvieron no se limitaron a las interacciones de los encuentros. Durante un breve espacio de tiempo, fueron capaces de salir de sus empresas y de poner en práctica las conversaciones que habían mantenido con sus asesores del centro de referencia. Al principio pensaban que quizás no podrían permitirse abandonar su empresa durante este período de tiempo, pero después, la mayoría se apresuró a ponerse en la cola para asistir a otra reunión. Han surgido alianzas, cooperaciones y transferencias de tecnología de una punta a otra de Europa que no se deben tanto al contenido tecnológico como al ambiente y a las conversaciones que fuimos capaces de inspirar. Además de las colaboraciones que se organizaron directamente, las conversaciones han contribuido al éxito de los encuentros.

Por consiguiente, ¿cuál es la primera lección que se puede extraer de los encuentros empresariales? No solo se trata de los intercambios formales y de los conocimientos que se obtienen durante el proceso. Sabemos que las personas de un mismo sector pueden comprender perfectamente los retos y frustraciones de un contexto concreto, por lo que pueden intercambiar conocimientos de una forma que puede ser tan beneficiosa, si no más, que la mayoría de fuentes de asistencia o intervención.